Hay muchos escenarios que involucran una cerveza bien muerta. Desde “tuve un día pesado en el trabajo”, pasando por “quiero conocerte, vamos por una chela”, o “me estoy muriendo de resaca, necesito curarla con una cervecita”. El límite cervecero no existe. La chela no discrimina entre días de la semana ni las horas del día. Se puede desayunar o cenar con una cervecita sin temor a ser juzgado.
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Otra de las consentidas es la cerveza de entretenimiento. Esas que la mayoría del tiempo se sirven calientes y aun así cuestan el doble, pero ¡ah!, cómo lo valen. Los honorables caballeros las cargan con una mano arriba de sus cabezas y con la otra traen el cambio de los billetes. A paso veloz pero con mucha agilidad caminan entre los asientos y de su ronco pecho salen la palabra mágica: “Llévele”. Ellas son chaperonas, nos acompañan cuando se prenden las luces antes de comenzar un concierto, cuando nombran al Místico que luchará de dos a tres caídas sin límite de tiempo en la Arena México y las señoras están listas para gritarle hasta de lo que se van a morir; o cuando llega el medio tiempo en un partido de fut en el Azteca y el América está a punto de perder en su propia casa e invade la sed de la mala para festejar.
Hay ocasiones en que la chela amerita un esfuerzo extra. Las largas comilonas de carnitas y achicalada los fines de semana exigen de un coctel más “elaborado”. La consentida va en un tarro o vaso gigante previamente guardado en el congelador, con mucho hielo, salsas repletas de sodio, limoncito y escarcha en el vaso. Esa, señores, es la michelada perfecta.
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Los templos de la michelada están por todas las calles de la Ciudad de México. Micheladas Ary es un local informal saliendo del metro de Tepito, donde Mario atiende pasajeros sedientos con creaciones como la cerechela y gomichela, que van decoradas con golosinas y salsas picositas. En La Lagunilla están las Micheladas el Refugio. Una carpa en Av. Matamoros con dj incluido que prepara miches a plena luz del día con especialidades como la Kryptonita y el Superman con jarabes y bebidas energizantes. Y en los Tanques, de la Portales, hay toppings pa’ aventar pa’rriba como los cueritos, carne seca, papas adobadas, fruta y chapulines.
De acuerdo al periódico El Español, el coctel mexicano más famoso del mundo es la michelada. Para que una bebida se denomine como tal, la mezcla debe llevar cerveza, de preferencia clara, limón, sal y salsas picantes como Valentina, Inglesa o Maggi. El invento es 100% mexicano, pues según la Cámara Nacional de la Industria de la Cerveza y la Malta, se originó en San Luis Potosí, en el Club Deportivo Potosino. Michel Ésper, uno de los miembros del club, se quitaba el calor con una cerveza preparada en una copa llamada chabela. El resto, es historia.
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