Mentor abre sus puertas donde antaño estuviera J&G Grill, con una perfecta y auténtica cocina griega, donde los productos frescos, el servicio impecable y la importancia de la mixología son predominantes. El diseño es amplio, luminoso y elegante, en tonos claros, dorados y techos altos. La enorme barra en mármol es uno de sus atractivos y el lugar ideal para disfrutar de las primeras horas de la tarde.
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Su menú promete desde que compruebas que las figuras principales son originarias de Grecia, como su master en mixología y el chef ejecutivo. Su invitación es sumarte al juego de descubrir los sabores, aromas, imágenes, texturas y colores de la cultura griega; y lo hacen a través de platos de la clásica cocina casera, productos originales con denominación de origen, bebidas, vinos y licores de diversas regiones como los ouzo, tsipouros y mastihas.
Para iniciar proponen una experiencia mixológica con preparaciones como Skinos Salty Skin, con licor de Skinos Mastiha, vino blanco, jugo de limón amarillo, agua mineral y aceitunas; Eros Spritz, con tuna (una fruta común de México y Grecia), Condesa Gin de Xoconostle y Azahar, óleo saccharum de cítricos y vino espumoso; o Aegean, un spritz de kiwi y caramelo.
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Tienen una inmensa carta de vinos con interesantes referencias europeas que además te sirven por copeo, así que aprovecha la oportunidad de descubrir los vinos mediterráneos que nunca antes pudiste.
Y adentrándonos en su suculento menú, vamos a empezar con un Pentamentor Mezze, un variadito de aperitivos para probar el tzatziki, taramosalata, melitzanosalata agioritiki, fava santorini y tirokafteri. Seguro que sólo conoces el tzatziki, pero todas son salsas cremosas a base de yogur, verduras, legumbres y especias que te volverán loco y que vas a dipear con un pan pita recién horneado delicioso.
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Las tradicionales bolas de carne (Keftedakia) con crema de yogur y aderezo picante también fueron de mis favoritas, al igual que las hojas de parra rellenas de arroz, tal vez las mejores que he probado desde hace mucho tiempo (Dolmadakia).
Los entrantes más creativos y que no puedes perderte son el carpaccio de cordero en costra de pimienta con queso parmesano, trufa y rúcula; y los bastones de calabaza en tempura (Kolokythakia sticks).
El plato fuerte por excelencia, tal y como sospechábamos, fue el rack de cordero al carbón con jugo de limón y berenjenas baby, y el broche de oro lo puso el souflé de pistacho calentito y acompañado de un mastiha, un licor original de la isla de Quíos.
Sin duda, una experiencia que vale la pena vivir y contar. No seas el último.
Hotel St. Regis, Av. P.º de la Reforma
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