
En una ciudad donde el cochinillo es religión, Maracaibo ha sabido crear su propio culto. Así, el peregrinaje de personas de distintos lugares para degustar la cocina de raíz castellana del chef Óscar Hernando es continuo.
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Su nombre puede despistar -en Maracaibo Casa Silvano no elaboran cocina venezolana- pero la cocina no engaña. La propuesta del chef Óscar Hernando está basada en la tradición obteniendo platos de marcada elegancia contemporánea.

A pesar del chascarrillo anterior, obviamente en Maracaibo sí se come cochinillo (“Son legión los clientes que afirman que en Maracaibo Casa Silvano preparamos de los mejores de Segovia”, afirma el chef. También se comen judiones de la Granja cultivados en huerto pro, oreja de cochinillo confitada y con acabado ultracrujiente la ya clásica sinfonía de setas con años a sus espaldas que se acompañan de una yema de huevo de corral y se corona con finas lascas de foie gras.

Por qué Maracaibo Casa Silvano gusta tanto a los extranjeros (y a los españoles)
La respuesta es obvia: porque se come muy buena comida española, elaborada con los mejores productos. ¡Y eso se nota! Los platos grasos se tornan ligeros en manos de Óscar Hernando. El servicio de mesa, que comparte Óscar con su esposa Jessi Pulido y con el resto del equipo; la variedad de propuestas que incluye aperitivos y entrantes muy atractivos y una bodega bien nutrida con etiquetas deseables y precios contenidos hacen del restaurante un place to be para gastrónomos de nacionalidades diversas.

En mi última visita al restaurante, Hernando nos puso un ceviche de lengua para abrir boca. Por supuesto, con notas picantitas. También una tostada finísima con chorizo ibérico de subraza torbiscal de agradabilísimo sabor y mínima sensación grasa. Continuamos con una de las grandes joyas de la primavera: perrechicos y espárragos blancos de Tudela de Duero (¡ojo al dato! En mi opinión los mejores espárragos) con una delicada parmentier.
El festival fue subiendo de tono y en nuestra mesa cayó la sinfonía de setas de la que escribí antes, plato que precedió a los judiones de la Granja cultivados en huerto propio. Para acabar con la parte salada, un arroz de con pichón de Las Landas, y algo de cochinillo que probaron mis acompañantes. De postre una tarta de queso impecable, de dulzor muy moderado, un helado de vino tinto y postre improvisado a partir de la receta de la nuera del chef. De profesión: pastelera.
“Si hablamos de turistas, tenemos muchos de Francia, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos, Japón, China y Taiwan. También tenemos una nutrida clientela de estudiantes del Instituto de Empresa con nacionalidades como mexicanos, colombianos, peruanos, venezolanos, peruanos, saudíes, sirios e israelíes… En fin, de un montón de lugares del mundo”, afirma Hernando.
Y mientras tanto…
En una mesa aledaña, un grupo de seis señoras taiwanesas comían con fruición. Delgaditas y pequeñas, comían todo lo que se les llevaba. Con una comanda que la nuestra no desmerecía, por su mesa desfilaron la sinfonía de setas con yema de huevo y foie gras, un tartar de sardina con helado de albahaca, espárragos de Tudela de Duero y, cómo no, el incombustible cochinillo segoviano.

Le pregunto a Óscar si sabe la procedencia de las señoras. “Son taiwanesas”, afirma. ¡Qué exótico!, exclamo. A lo que me contesta: “Son clientas desde hace años”.
No es la primera vez que en Maracaibo coincido con personas de distintas nacionalidades pero en ese caso me resultó una grata sorpresa. Mujeres comiendo con amigas y disfrutando de la comida siempre me resulta muy agradable de ver.
Le pregunto a Óscar por otras nacionalidades asiduas. “Si hablamos de turistas, tenemos muchos de Francia, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos, Japón, China y Taiwan. También tenemos una nutrida clientela de estudiantes del Instituto de Empresa con nacionalidades como mexicanos, colombianos, peruanos, venezolanos, peruanos, saudíes, sirios e israelíes… En fin, de un montón de lugares del mundo”.
Como los estudiantes, de cierta edad todos y con alto poder adquisitivo, se van pasando la pista. En cuanto unos acaban sus estudios, otros toman el relevo. ¿Quién se puede resistir a la comida española deliciosa?
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Sigue a la autora: @alexandrasumasi