Chicatanas (hormigas voladoras), chapulines, xamoes (chinches de campo), jumiles, escamoles, ahuautles (hueva de insecto), chinicuiles, gusanos de maguey y algunos más exóticos como orugas, moscones o escarabajos, son algunas de las 549 de insectos comestibles que existen en nuestro país y, en Templo Mezcalería, puedes probar muchos de ellos, preparados en recetas contemporáneas, deliciosas y originales.
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Pero además, este restaurante ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, ofrece una experiencia pensada en maridar estos platillos con mezcales ancestrales y artesanales, perfectamente seleccionados de distintas regiones de Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Puebla. Además de ofrecer otros destilados de agave como bacanora, raicilla, sotol, charanda o tequila artesanal.
Templo mezcalería es acogedor, invita al descubrimiento y al disfrute. Ubicado en Donceles 88, detrás del Centro Cultural de España, en el segundo piso de un edificio del siglo XVIII, que mantiene sus paredes de muros anchos de piedra y tezontle, grandes ventanales, y una iluminación tenue combinada con espejos, maderas, hojas de palma, lámparas ámbar y plantas vivas colgando de las vigas originales de la construcción. Es un proyecto de Ana Rodríguez, quien ya había tenido experiencia con la mezcalería Tepextate, también ubicada, en su momento, en el Centro.
Cocina con giros originales basada en insectos y maridaje ancestral
Su oferta gastronómica es, principalmente, de cocina oaxaqueña contemporánea creada por el chef Julio César Sánchez, a la que añaden de forma muy original los insectos. Sí bien hay platillos más tradicionales como tacos o tlayudas con chapulines o, incluso, degustaciones de insectos solos; lo que más recomendamos de este lugar son sus recetas originales.
Sugerimos empezar con uno de los platillos que más nos gustó: su ceviche de cocopaches. Los cocopaches son una especie de chinche silvestre que crece en los árboles de mezquite y tiene el sabor tan peculiar de esa madera. En Templo los preparan encurtidos en jugo de limón y naranja, complementados (como buen ceviche) con pepino, cebolla morada y jitomate. Para este platillo te sugerimos maridarlo con su cóctel de autor con maracuyá, mezcal tobalá y sal de gusano.
Después, te recomendamos seguir con sus sopes con escamoles a la mantequilla y complementados con flor de calabaza y epazote. Para maridarlo, sugerimos su mezcal ancestral Templo (hecho especialmente para ellos) de agave arroqueño, molido en canoa de piedra y destilado en barro.
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Sus tacos de chapulines al mojo de ajo y chile guajillo con quesillo de Oaxaca son un must. Para el maridaje sugieren un mezcal de agave tepeztate de San Dionisio en Oaxaca o uno de agave cenizo de la región de Nombre de Dios en Durango.
Para los fuertes, sin duda, la estrella de la casa son sus enchiladas rellenas de quesillo bañadas en una deliciosa salsa de hormiga chicatana. El maridaje propuesto es con un mezcal de agave papalometl de Guerrero. También sugerimos sus tetelas rellenas de chinicuiles (gusano blanco de maguey) y bañados en mole amarillito oaxaqueño. Acá el maridaje lo recomendamos con un sotol de Chihuahua o con un pox de Chiapas.
Para los postres nuestro predilecto fue el mousse de chocolate con polvo de chapulines y gusanos de maguey, maridado con un mezcal añejo de la región de Sola de Vega en la sierra de Oaxaca.
Tip de conocedor
Cuando llegues a templo mezcalería te sugerimos dejarte llevar de la mano de su maestro mezcallier Edén Castillo, quien te hará sugerencia de maridaje de cada uno de los platos que escojas. También te sugerimos seguir sus redes para saber cuándo hacen catas-maridajes guiadas, pues todas ellas son sensoriales y combinan música, historia de los mezcales que se van a catar, con la degustación de platillos seleccionados.
Y si de plano no te gustan los insectos, o no te atreves a probarlos, no te preocupes, Templo también ofrece una muy buena carta de comida oaxaqueña sin insectos.
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La historia de comer insectos
Aunque la propuesta de Templo, es sumamente original por sus combinaciones y maridajes, y porque no hay otro lugar especializado en la CDMX en maridar insectos con mezcales ancestrales como lo propone este restaurante. Es importante saber que la prueba de insectos en nuestra cultura, no es nueva, aunque sí polémica.
En el famoso Códice Florentino del Siglo XVI escrito por Fray Bernardino de Sahagún, se describen al menos 95 diferentes especies de insectos comestibles de nuestras culturas prehispánicas. También, en documentos escritos por Hernan Cortés o Bernal Diáz del Castillo, describían platillos hechos para Moctezuma II que utilizaban chapulines, ahuautles, escamoles y gusanos de maguey. Mismos que, desde luego, causaron horror a los primeros españoles que llegaron.
Templo Mezcalería
Donceles 88, Centro Histórico, CDMX.
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