Madeira le saca brillo a sus estrellas más sabrosas
Vistas de Madeira desde el Restaurante Desarma.

La cuenta atrás ha comenzado. El próximo 10 de marzo de 2026, Madeira acogerá por primera vez la Gala MICHELIN de Portugal, en el elegante Hotel Savoy Palace, bajo la dirección gastronómica del chef Benoît Sinthon, alma mater del dos estrellas Il Gallo d’Oro.

Pero la isla no ha querido esperar a que lleguen los flashes para empezar a celebrar. La Asociación de Promoción de Madeira y Turismo de Portugal han organizado una serie de eventos culinarios que rinden homenaje a su cocina y a sus protagonistas: un viaje por los sabores atlánticos que muestra por qué la gastronomía se ha convertido en uno de los mayores orgullos del archipiélago.

Madeira desde lo alto.

“Es una afirmación clara del camino recorrido en la valorización de nuestra identidad a través de la gastronomía”, afirmaba Eduardo Jesús, secretario regional de Turismo y Cultura. Y no es para menos: la cocina madeirense combina autenticidad, creatividad y excelencia en un entorno de belleza vertiginosa, donde el océano dicta el pulso y el producto manda.



Desarma, el inicio de un festín

El primer acto tuvo lugar en el Restaurante Desarma (1 estrella MICHELIN), ubicado en el espectacular Hotel The Views Baía, con una cena a varias manos que reunió al chef anfitrión Octávio Freitas junto a Benoît Sinthon, João Luz, Rui Pinto y César Vieira. Una noche que supo a territorio y a futuro, con reinterpretaciones delicadas de clásicos locales: pescados curados y ahumados, pez espada con banana, toques de maracuyá o miel de caña.

El ambiente del hotel —con sus terrazas abiertas al mar y esa luz que parece fundirse con el horizonte— envolvió una velada donde la tradición se reinventó con elegancia. Freitas, uno de los nombres más sólidos de la nueva generación de cocineros portugueses, convirtió Desarma en una declaración de amor a la isla: técnica, emoción y una mirada contemporánea que nunca olvida sus raíces.

El chef Otávio Freitas, con una estrella Michelin en el Restaurante Desarma.

Tras esta inauguración, la ruta del sabor continuará el 29 de noviembre en Il Gallo d’Oro, donde Sinthon recibirá a José Diogo Costa, Gonçalo Bita Bota y Filipe Janeiro para ofrecer una experiencia inmersiva en torno a los productos locales. El cierre será el 6 de diciembre en el restaurante William, con Costa como anfitrión y la participación de Freitas, Janeiro y Santiago Anolles. Tres encuentros que resumen el espíritu de Madeira: colaboración, excelencia y orgullo por lo propio.

La despensa atlántica

Hablar de Madeira es hablar de una despensa que rebosa frescura. Su geografía abrupta y fértil ofrece un mosaico de ingredientes únicos, moldeados por la montaña y el mar. En los mercados de Funchal, las lapas, los atunes, los pargos y las espetadas conviven con frutas tropicales que parecen pintadas: maracuyás, mangos, anonas y plátanos de aroma intenso y color solar.

Espectacular playa en Madeira.

Las carnes de pasto procedentes de las zonas altas aportan carácter, mientras que la miel de caña endulza panes, postres y salsas con su perfil ahumado. No faltan tampoco los panes artesanos, elaborados con masa madre y horneados lentamente, ni el bolo do caco, ese pan plano y esponjoso que se sirve con mantequilla de ajo y perejil, casi un símbolo local.

En las cocinas más innovadoras de la isla, estos productos dialogan con técnicas modernas sin perder su identidad. Lo que hace especial a Madeira no es solo su producto, sino la forma en que lo respeta: los cocineros escuchan al territorio y dejan que los ingredientes hablen, como si cada plato fuera una postal comestible de la isla.

Historia líquida: el vino de Madeira

Pocas bebidas cuentan una historia tan fascinante como el vino de Madeira, emblema de resistencia y elegancia. Nacido de los viñedos que trepan por las laderas volcánicas —algunos situados a más de 700 metros sobre el mar—, este vino fortificado fue un hallazgo del azar: los largos viajes marítimos lo “cocinaban” al calor tropical, y así nació la leyenda del vino “cocido”.

Hoy, el vino de Madeira sigue siendo arte liquido en evolución. Desde los Sercial y Verdelho, secos y frescos, hasta los Bual y Malvasía, más golosos y sedosos, cada estilo encierra un paisaje: la sal que llega del Atlántico, la humedad de los bosques de laurisilva y la paciencia de quienes lo envejecen durante años en barricas tostadas.

Barricas de vino de Madeira.

Así, la Gala MICHELIN 2026 será el escaparate perfecto del talento culinario portugués al mismo tiempo que la consagración de un destino que ha aprendido a contar su historia a través del sabor. Madeira, ese rincón del Atlántico donde todo parece cobrar sentido: las recetas, las copas y los paisajes se confunden en un mismo latido.

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