París y Londres: gastronomía, arte y tradición
Le Bistrol | Foto: Cortesía

Definitivamente, París sigue siendo París. Sus monumentos emblemáticos, como los Campos Elíseos, el majestuoso Arco del Triunfo o el romántico río Sena, siempre enamoran. El Louvre —que durante mi estancia rendía homenaje a la moda mundial— sorprende fusionando el arte clásico con creaciones de grandes diseñadores como Jean Paul Gaultier, Versace, Balenciaga, Prada o Chanel.

Cada rincón de la ciudad ofrece experiencias deliciosas. En cualquier pequeño restaurante se puede disfrutar de un menú basado en productos con sabor a París: ostras, callo de hacha, los escargots a la bourguignon, el delicado foie gras, los rillettes, la caza de temporada, carnes suculentas y, por supuesto, una pastelería inolvidable: macarons, brioches, croissants… porque París huele a mantequilla y emana champagne.

París y Londres: gastronomía, arte y tradición
Le Bistrol celebra su centenario a lo grande | Foto: Cortesía

Este año, además, el clásico Le Bistrol celebra su centenario a lo grande, manteniendo el nivel que lo caracteriza. Su restaurante L’Épicure conserva, desde hace más de 15 años, sus tres estrellas Michelin, ofreciendo una cocina impecable donde la experiencia en sala es pura perfección.



Y, por supuesto, no puedo hablar de París sin mencionar la legendaria Tour d’Argent, restaurante famoso por su canard à la presse: un pato prensado, en el que se extrae cuidadosamente cada jugo de la carcasa, mezclado luego con coñac y servido con su magret. Inolvidable, un restaurante de una estrella Michelin que merece recuperarla segunda.

En cualquier pequeño restaurante se puede disfrutar de un menú basado en productos con sabor a París”.

Tour d’Argent, restaurante famoso por su canard à la presse
Tour d’Argent, restaurante famoso por su canard à la presse | Foto: Cortesía

También decidimos dar un pequeño salto a Londres. En la capital británica, me alojé en el Hotel L’Ansbourg, donde tuve el placer de probar uno de los mejores Wellington, -una experiencia que inevitablemente me hizo recordar al desaparecido Churchill- y su roast beef, probablemente el mejor que he comido nunca.

Las tradiciones británicas siguen vivas en esas inolvidables tardes de té, acompañadas de sándwiches de pepino, scones con clotted cream y mermelada. Si el tiempo lo permite, nada como un paseo por Harrods, sabiendo que la tentación es grande y los precios aún más grandes.

Y si uno tiene la fortuna —como fue mi caso— de vivir Londres bajo un sol espléndido, entonces es como descubrir otra ciudad: luminosa, vibrante, única”.

Ojalá que en su próximo viaje tengan tanta suerte como yo.

Tour d’Argent, restaurante famoso por su canard à la presse
Filete Wellington del Hotel L’Ansbourg | Foto: Cortesía

@lebristolparis 

@the_lanesborough

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