
Viajar a Bilbao siempre vale la pena, y las buenas comunicaciones internas, ya sean en avión o en trenes de alta velocidad nos permiten viajes breves en los que exprimir al máximo los atractivos gastronómicos del destino. ¡Bilbao te espera!
Barcelona: la sinfonía del Mediterráneo y la imaginación
A apenas una hora en avión desde Madrid y viceversa, los 7 u 8 vuelos directos diarios en cada dirección, hacen de la capital vasca un destino accesible y apetecible durante todo el año.

Sin ninguna duda, degustar un pintxo de tortilla es tarea obligada en la capital vizcaína. Uno de los mejores se encuentra en La Taberna de Zarate, donde se replica la tortilla original del maestro Periko Sampedro, que desde los 14 años hasta su jubilación, elaborara a diario la tortilla más afamada de Bilbao.
Conocida como la ‘tortilla de Periko’, además de esta, en la taberna propiedad del chef Sergio Ortiz de Zarate, se sirven otras tortillas y pintxos como la gilda que nada tiene que envidiar a las mejores de Donostia.
Tras el aperitivo en Bilbao, ¡comida de primera!
En Zarate Jatetxea (restaurante en euskera), que cuenta con una estrella Michelin, Sergio Ortiz de Zarate no solo cocina el mar. También interpreta sus productos en función de la marea, de la temporada, del estado de la pesca…

El nacer en una familia humilde no fue obstáculo para que su padre, un obrero de Altos Hornos Vizcaínos, le inoculara su pasión por la cocina y enseñara a adquirir conocimientos sobre el producto que el propio chef fue ampliando.
“Hay que convivir con el producto para llegar conocerlo. Durante años acompañé a mi padre a los puertos cercanos para comprar y elegir lo que iba a comer la familia ese día y eso me permitió conocer a pescadores, su día a día, y la calidad del producto que ofrecían”, afirma el chef.

Poco plato hay en Zarate que no incluya frutos del mar. En la carta conviven grandes clásicos de la cocina vasca como las kokotxas de merluza al pil pil o el txangurro al horno, con otros de inspiración japonesa como sashimi de salmonete, wasabi natural, jengibre y ponzu.
El restaurante cuenta con tres menús degustación (10, 15 y 20 pases) donde el chef da rienda suelta a su imaginación con platos genuinos en los que el mar casi siempre está presente.
En cuanto al ambiente, en Zarate se respira una curiosa mezcla de parroquianos, influencers foráneos, y disfrutones de todo lugar y condición
Un buen alojamiento en Bilbao para hacer la siesta y dormir tras una tarde noche de ruta de pinchos
Ubicado en cuidado edificio neoclásico en plena Granvia bibaína, el hotel Radisson Collection Bilbao es un claro referente del lujo actual. Cuenta con 137 habitaciones, dos suites con terrazas privadas y jacuzzi con vistas a la urbe.
Su emplazamiento permite ir andando a la zona de pinchos, también al museo Guggenheim, y dar un agradable paseo por la ría.
La comodidad y los servicios en el hotel está asegurados gracias a sus amplias habitaciones, a la propuesta de spa, piscina cubierta, gimnasio y estudio de yoga.

En la azote del hotel cuenta con un Sky Bar en el que degustar cócteles al atardecer al tiempo que se disfruta de vistas urbanas.
Además, el chef Eneko Atxa firma las creaciones de Eneko Basque Bilbao, el restaurante situado en la azotea de Radisson Bilbao, donde apuesta por el producto de temporada y por el respeto al territorio.

Algunas pistas gastro de Eneko Atxa en Bilbao
Con el apoyo de Radisson Bilbao, Eneko recomienda a través de una pequeña guía algunas paradas gastro en la ciudad. Según el chef, el Mercado de la Ribera bien merece una visita. Situado en el corazón de Bilbao, este mercado, abierto en 1929, el año del crack bursátil, es el lugar donde se encuentra una mayor variedad de productos de cercanía, tanto de tierra, huerta y mar Cantábrico.
Para descubrir quesos locales, La Manducateca es el lugar adecuado. En esta quesería también hay una buena selección de otros productos gourmet como vinos y panes artesanos.
En clave dulce, la pastelería Arrese es reconocida desde 1852 por sus especialidades de repostería, con las que han deleitado a bilbaínos y visitantes. Las trufas de chocolate y las galletas moscovitas son dos de su bocados más icónicos.

Si se trata de ir de pintxos, vale la pena acercarse a la Plaza Nueva donde están localizados unos cuantos bares de pinchos. También en la parte vieja, hay propuestas como las del Bar Rotterdam donde ofrecen todo tipo de platos vascos en raciones pequeñas.
Comer en un caserío
En el segundo día en Bilbao se hace imprescindible salir de la ciudad para disfrutar de una comida en un caserío. El cocinero Beñat Ormaetxea tiene su restaurante Jauregibarria en su localidad natal, Amorebieta, alojado en un caserío que data de 1803.
En el restaurante, Ormaetxea desarrolla una cocina basada en la sencillez, el sabor y la técnica. Es un experto en caza, ya que esta materia prima es protagonista en su culinaria durante todo el año. Empleando distintas técnicas, ofrece platos de caza en presentación y forma menos habituales.

La huerta también adquiere mucha importancia en Jauregibarria, ya que emplean a frutas y hortalizas distintas técnicas de cocina que les permiten investigar con nuevas texturas, matices y sabores.
Un paseo por el monte y el reposo de los viajeros
La comida en el caserío puede motivar un paseo por el monte. Estar cerca de Axpe y no pasar la noche en el hotel rural Mendi Goikoa Bekoa es un crimen. Además, cuentan con un restaurante al estilo bistró, con productos de altísimo nivel y una bodega muy bien surtida con etiquetas de calidad.

Mendi Goikoa Bekoa está situado a los pies de la montaña del Anboto, en un bucólico y verde valle con diversos caseríos y muy cerca del famosísimo Asador Etxebari. El hotel es un remanso de paz que permite volver a casa con las pilas bien cargadas.
La belleza del enclave y del propio establecimiento, prometen una feliz estancia en habitaciones con vistas y cómodas camas. El propietario de este bello lugar es el joven Jon Yurrebaso, que, antes de emprender su proyecto vital, pasó por cocinar de grandes restaurantes y por el departamento de eventos del Grupo Dani García.
El desayuno es suculento y cuenta con productos naturales del entorno. La despedida no es fácil aunque es un lugar del que todos se marchan con un ‘hasta pronto’ y el firme propósito de volver.