Las mejores citas son las que suceden cuando a la vida se le da la gana, esas que parecieran saber la historia de la que seremos protagonistas y esperan el momento perfecto para suceder. De eso ha ido mi vida en los últimos meses, de citas pendientes que llegaron sin avisar; de ver, tocar, oler, sentir, saborear y abrazar cada instante de la vida como si fuera la primera vez.
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Yo solo pido que esa fortuna no me se acabe nunca, que siga teniendo el privilegio de sentarme en mesas como la de Galea de Rafa Zaga o la de Pargot de Alexis Ayala, que se me siga erizando la piel como la primera vez que comí el mole de olor de Gustavo Macuitl y se me inunden los sentidos de gozo y sorpresa como aquella noche en Casa Teo con Brandon Arriaga, sus veintinueve años y su cocina japonesa cuidadosamente armonizada con ingredientes mexicanos. Que los días se me retaquen de la alegría de probar nuevas cocinas como la de Sebastián Jímenez, joven mexicano que lleva bien puestas las ganas y las raíces al otro lado del mundo en su ya muy reconocido Raest en Faroe Islands (Dinamarca) en el que combina las tradiciones de fermentación feroe con un toque mexicano ¡Salud por la juventud y el talento de todos ellos!
Y honor a quien honor merece, entre las citas pendientes llegaron los agasajos por los primeros veinte años de Intro Restaurante de Ángel Vázquez (Puebla) y de Casa Oaxaca de Alex Ruíz (Oaxaca), mentores de muchos e inspiración para tantos de quienes estamos inmersos en las cocinas y las mesas desde un ángulo u otro. ¡Tamaño de celebraciones! Compartiendo el hogar con otros tan grandes como ellos: en Intro, Ángel Vázquez recibiendo a Jorge Vallejo de Quintonil (CDMX), Jhonny Spero de Reverie (Washington D.C., USA), Sebastián Jímenez de Raest (Faroe Islands, Dinamarca), Gustavo Macuitl de Molino Macuitl (Cuautlancingo, Puebla) y Luigi Tlachi de El Caravana (Cholula, Puebla); en Casa Oaxaca, Alex Ruíz cocinando con Alex Atala de D.O.M (Sao Paulo, Brasil), Solange Murris y Benito Molina de Manzanilla (Ensenada, Baja California). Noches inolvidables, carteles de ensueño. ¡Larga vida a Intro y a Casa Oaxaca, queridos amigos! ¡A brindar otra vez!
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Ojalá me alcanzarán las líneas para no dejar fuera cada bocado, copa, paisaje y abrazo que me volvió a la vida. Quién iba a decir que aquella pausa inesperada después de todo me regalaría tanto y tan bonito, ¡gracias!
Pd. ¡Hola 2024!
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