El gelato es de los postres más famosos de Italia gracias a sus frescos sabores, vibrantes colores, pero sobretodo a la textura que posee, como la de una mantequilla. La gran diferencia entre un helado y un gelato es que el segundo lleva menos crema que el otro. El gelato no requiere de estar tan frío y de esta manera se puede sentir más el sabor y aroma de los ingredientes.
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¿Cómo hacerlo? 4 yemas de huevo grandes ¾ de taza de azúcar 2 tazas de leche 1 taza de crema para batir 1 pizca de sal ½ taza de pasta de frutas de tu elección o bien puede ser chocolate en trozos 1. En un bowl chico, bate las yemas y el azúcar hasta que estén pálidas. Reserva. 2. Después, en una olla de acero inoxidable (sin calentar) incorpora la leche, la crema para batir, la sal e incorpora las yemas con azúcar. Bate vigorosamente, hasta que todo esté bien incorporado. 3. Coloca la olla sobre el fuego (medio) y cocina. Debes batir constantemente con un globo pastelero para evitar que termines con huevo revuelto dulce. Una vez que la mezcla esté tersa y uniforme, retira del fuego y añade la pasta de frutas o chocolate, revuelve muy bien. NOTA: Puedes colar la mezcla si deseas quitar algunas imperfecciones. Pero no es realmente necesario. 4. Coloca la mezcla en un contenedor de tapa hermética y ciérralo bien. Refrigera por una noche (para que la mezcla cuaje correctamente). 5. En un bowl para hacer helado (muchas batidoras tienen este tipo de vaso) coloca la mezcla. Recuerda que debe estar previamente congelado. 6. Deja que la batidora mezcle todo (unos 30 minutos). Una vez que la textura sea elástica y untuosa, retira del bowl. 7. Transfiere a un contenedor de tapa hermética y congela (unas 6 horas). 8. De preferencia, retira del congelador 10 minutos antes de servir para que la textura sea cremosa. Debido a que es producto fresco y casero, es recomendable que lo comas lo antes posible. Durará alrededor de 5 días en tu congelador.
