Allan Lee

Historia

La carrera de Allan Lee es como esa caja de chocolates de la que hablaba Forrest Gump: llena de sorpresas. A sus 31 años, su anecdotario va de picar verdura en el restaurante de comida china de su familia en Tampico, Tamaulipas, a turnos de madrugada en Panera Bread, una estadía en San Sebastián con Andoni Aduriz y un mensaje de Instagram que lo conectó con Guillermo González Beristáin y que, meses más tarde, fue su boleto de regreso a México.

Buscando mejores oportunidades para su familia, Lee persiguió durante un tiempo el sueño americano, una empresa que le llevó de las cocinas de restaurantes para desayunos y a fine dinings, que le dio experiencias, éxitos y tragos amargos. Así, un día desesperado, sin papeles y sin dinero, Lee llegó a Urban Kitchen Group, donde entró para solicitar trabajo como lavalozas y salió contratado como repostero:
“Me puse a improvisar”, recuerda sobre su entrevista, “empecé con pastries, con el YouTube, saqué postres y panes en tres horas y media
y me contrataron”. 

Aunque su empuje y talento le valieron eventualmente la posición de sous chef, Allan sabía que “ya no podía subir más de puesto porque no tenía papeles”, así que comenzó a cortejar la idea —y al fundador de Grupo Pangea— de regresar a México. “Le dije, literal, estoy harto de dejar mi mano de obra en Estados Unidos. Quiero cocinar en México, quiero saber si tienes trabajo para mí.” Aunque lenta —nada como un mes agónico esperando a que sonara el teléfono—, la respuesta fue positiva y Allan volvió a México para trabajar en Libertad, que “abrió porque no hay restaurantes españoles en la ciudad”, específicamente en el acaudalado municipio de San Pedro Garza García, en Monterrey. 

“Es un concepto de comida mexicana con toques españoles, adaptado al público regiomontano”, describe Lee, una combinación de porciones generosas con sabores ácidos y picantes, “cada plato que pruebas tiene alma, tiene punch, tiene lo que tienen los regios”, tiene lo que tiene Allan Lee, un estuche de sorpresas y ganas de comerse al mundo. 

““Los últimos meses todo pasó muy rápido. Nosotros cerramos un 18 de marzo y una semana después ya estaba el to go listo; ya estaba una estrategia. Creo que somos muy buenos haciendo eso. Íbamos a vender platos mucho más económicos pero con la calidad a la que la gente está acostumbrada. La clientela fue clave en esto. No nos dejaron morir. Libertad era muy nuevo y apenas estábamos teniendo buenas ventas cuando llegó esto y pues hubo mucho miedo. Lo que nos ayudó es que se difundió más lo que hacíamos y teníamos menús para compartir desde $625 pesos.”