Estos maestros cambiaron las aulas por un campo de pitahayas
Flickr/PresidenciaRD

A unos kilómetros de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, en el pueblo de Suchiapa viven José Manuel Cárcamo y su esposa Esperanza Martínez, dos maestros que se retiraron al campo y que ahora se dedican a la producción de salsas y conservas de pitahayas.

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Con paciencia y tiempo José Manuel y Esperanza transformaron una tierra rocosa y árida en un terreno fértil, donde cosechan variedades de pitahaya blanca y roja, con esquejes que provienen de Puebla y del sur de Yucatán. En su rancho, La Pit’yaya, a 30 minutos de la capital chiapaneca, cosechan cerca de cinco toneladas de fruta al año.

De maestros a campesinos

Esperanza y José Manuel se conocieron gracias a la docencia hace 40 años. Desde muy pequeña Esperanza vivió entre vegetación, animales y cosechas pero su marido era ajeno a la vida del campo. La historia de su vida en el rancho comenzó en 2007 cuando se acercaba la fecha de retiro de José Manuel. Después de sembrar aloe vera y cactaceas que requieren poca agua y son trepadoras sembraron pitahayas en el 2011.

Hoy cuentan con más de diez hectáreas. El rancho distribuye sus productos con amigos locales pero también cuenta con puntos de venta en Tuxtla Gutiérrez y San Cristóbal de Las Casas. Algo que merece reconocimiento es que el matrimonio opera sin intermediarios para conseguir precios justos para sus clientes. José Manuel, Esperanza y tres trabajadores más siembran y cosechan. Una vez que el producto está listo lo entregan a su red de contactos en la capital del Chiapas.

Las salsas y mermeladas de Esperanza

Para evitar desperdicios en cada cosecha Esperanza empezó a ofrecer degustaciones de mermeladas y salsas con amigos y locales, un ejercicio que con el tiempo se convirtió en la línea de productos Surimbo. Actualmente tiene 6 variedades de salsas: pitahaya con habanero verde, amarillo, con chile de árbol, chile piquín, chipotle y jalapeño.  Las mermeladas se preparan con pulpa de pitahaya blanca, roja con manzana, limón y manzana y Esperanza ya experimenta con gelatinas y rellenos de pan dulce.