
El Congreso Discover Eat muestra un viaje sensorial por Castilla La Mancha que enamora con sus sabores intensos, paisajes de postal y productores que conservan el alma de lo rural.
San Sebastián Gastronomika, el congreso internacional de alta cocina baja a la calle
Una tierra para explorar sin prisa
Entre campos infinitos y molinos que evocan las hazañas de Don Quijote, Castilla-La Mancha emerge como uno de los destinos más atractivos para quienes buscan autenticidad. Durante el congreso Discover Eat 2025, celebrado en enclaves como Campo de Criptana, Alcázar de San Juan y Tomelloso, esta región ha mostrado su capacidad para conquistar al viajero a través del sabor, la historia y la hospitalidad.
Más allá del evento, la propuesta turística invita a recorrer el territorio despacio, con el paladar atento y el alma abierta: desde bodegas excavadas en la roca hasta casas rurales donde se amasa el pan al amanecer.

Productores con nombre propio
Cada queso de Castilla-La Mancha tiene una historia y cada vino habla del paisaje. En Tomelloso, la Bodega Verum propone experiencias enoturísticas que combinan vanguardia y respeto por la tradición. Las Bodegas Castilblanque, en Tomelloso, organizan catas a los pies de los molinos. Y en Alcázar de San Juan, los vinos de La Tercia narran sin palabras lo que significa esta tierra.
Aquí, la caza se cocina con memoria, el aceite se produce con olivos centenarios y el saber hacer se transmite entre generaciones.

Cocina con identidad, chefs con visión
La gastronomía manchega es generosa, directa y con fuerte arraigo, pero también se renueva. Chefs como Rubén Sánchez Camacho (Epílogo, Tomelloso), Enrique Pérez (El Doncel, Sigüenza) o Juan Carlos García (Vandelvira, Baeza) reinterpretan las recetas tradicionales con técnica y sensibilidad contemporánea.
Durante el congreso, cocineros con y sin estrella se unieron para rendir homenaje al producto local: carnes de caza, tomates autóctonos, quesos curados y aceites ecológicos en cenas que celebraban el territorio sin artificios.
Paisaje, historia y calor humano
Castilla-La Mancha no impone ritmos, los sugiere. Sus caminos entre viñedos, plazas tranquilas, casas encaladas y campos dorados ofrecen una desconexión verdadera. Dormir en una antigua casona, pasear entre olivos o visitar una bodega donde aún se pisa la uva a mano son experiencias que no se olvidan.
El legado de Cervantes en El Toboso, los corralones de Almagro o la silueta de Sigüenza son solo algunos ejemplos de un patrimonio vivo, sin decorado añadido.

Una región que no se disfraza
Discover Eat ha puesto el foco en una Castilla-La Mancha orgullosa de su esencia. Lo que ofrece no se aprende en manuales turísticos: se vive. En el producto, en la gente, en la manera de recibirte.
Y eso, en tiempos de uniformidad, vale su peso en oro.
Sigue a la autora: @lauragrani1
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