
MAMA Festival Gastronómico, puesto en marcha en 2019 y retomado en verano de 2025, está liderado por el cocinero Francis Paniego. Entrevistamos al chef para conocer las claves del éxito del Festival en su pueblo, Ezcaray.
MENORC4MANOS, el sueño gastronómico de Ernesto Ventós
Un festival gastronómico en un entorno rural debe ir más allá de una cita con la buena mesa, que también. Bien gestionado, es motor económico para el territorio, escaparate de productores locales, punto de encuentro entre tradición y modernidad, una experiencia cultural que refuerza la identidad y el orgullo de la comunidad, al tiempo que atrae visitantes y conciencia sobre la sostenibilidad entendida en muchos sentidos.
Sobre el papel, esta explicación suena ideal; en vivo y en directo MAMA Festival Gastronómico (MFG), no solo cumple con todas las expectativas, sino que las supera con creces. Muchos encuentros gastronómicos deberían aprender de un modesto festival que atrae a miles de personas y donde la buena sintonía está asegurada. Y todo el pueblo, tan contento.

Francis Paniego en un par de trazos
No es casualidad que Francis Paniego lidere un evento de esta envergadura para un pueblo de 2000 habitantes como es el suyo. El festival nació en 2019 como homenaje a su madre, Marisa Sánchez y por extensión, a la figura materna que ha sido y sigue siendo un pilar fundamental de la memoria emocional y culinaria de muchos cocineros y cocineras de del mundo. Entre sus motivos estaba el reconocimiento a su madre, y en la fuerza para lograrlo, intuyo que contó con un carácter resiliente, empecinado y con gran juicio como el que mostró durante la pandemia, posicionándose con la razón y la prevención.

P.- Perdiste a tu madre en 2018. ¿Qué crees que pensaría ella al ver MFG?
Mi madre, tal vez, se sentiría un poco abochornada por un instante. Era una mujer sencilla y humilde, pero en mi fuero interno sé que ella comprende el sentido del festival y ahora la siento orgullosa y feliz.
P.- ¿Qué significa que el eje del festival sea la cocina de las madres?
Es un espacio para celebrar a las madres, para agradecerles, y para volver a conectar con el origen más íntimo y profundo de nuestra vocación como cocineros y cocineras.
P.- ¿Cuál es el sentido de MAMA?
Cuando entendí que el verdadero motor del festival debía ser un homenaje a la figura materna, comenzaron a surgir otras ideas que rápidamente supe que también tenían que entrar a formar parte de MFG.
Nuestra casa, el Hotel Echaurren, lleva más de 127 años en Ezcaray, y desde siempre hemos sido conscientes de la fragilidad del ecosistema rural en el que nuestro negocio está arraigado. Con el festival también quisimos más que un homenaje culinario; también que fuera una herramienta de conciencia. Una manera de contribuir, a través de esta hermosa iniciativa, al futuro de nuestros pueblos, cada vez más amenazados.
En cada rincón de MFG se percibe este homenaje a la gente del medio rural que se refleja en su mercado de artesanos, en la riqueza del entorno natural y en sus bosques de montaña. Todo subyace bajo un concepto común: un tributo a la madre Tierra.

Cuando entendí que el verdadero motor del festival debía ser un homenaje a la figura
materna, comenzaron a surgir otras ideas que rápidamente supe que también tenían
que entrar a formar parte de MFG.
P.- Entonces, blanco y en botella.
Sí, todo estaba ahí, como si se tratara de un cajón de sastre lleno de ideas y emociones. Pero fue gracias al apoyo de Dani y Javier, del estudio Moruba de Logroño, que conseguimos ordenar todo esto de forma clara. Ellos nos ayudaron a plasmarlo visualmente con el sencillo pero potente logo de MAMA: dos croquetas cruzadas que forman un corazón. Una croqueta es de color dorado, la otra verde. El logotipo no solo simboliza la esencia gastronómica del evento, sino también el profundo corazón verde de MFG.
P.- Desde la primera edición hasta esta segunda han pasado seis años. ¿Hay intención de continuidad?
Esos años estuvieron marcados por desafíos globales que nos afectaron a todos. Primero, la pandemia, luego la guerra en Ucrania, la crisis inflacionaria, y en 2023, la pérdida de Félix, nuestro querido padre. Todo esto hizo que no fuera posible retomar el evento hasta este 2025. Hubiera sido un sueño poder celebrarlo en 2021, pero las circunstancias no lo permitieron.
P.- A partir de ahora, ¿habrá continuidad?
Sí, con esta edición hemos decidido que MAMA Festival Gastronómico se convierta en un evento bienal con la intención de repetirlo en 2027. Sabemos que el tiempo es un factor crucial, pero también entendemos que los momentos difíciles nos enseñan a valorar aún más lo que realmente importa. Y este festival, más que nunca, es nuestro homenaje a la vida, a las madres, y a todo lo que nos ha hecho llegar hasta aquí.
Con esta edición hemos decidido que MAMA Festival Gastronómico se convierta en un evento bienal con la intención de repetirlo en 2027
P.- Este año se ha contado con la Comunidad Valenciana como invitada. ¿Qué puntos en común hay entre la cocina valenciana y la riojana?
Cuando empezamos a hacer la lista de cocineros y cocineras, nos dimos cuenta de que íbamos a quedar mal con muchos amigos, y enseguida pensamos que tematizar el evento entorno a una comunidad invitada podría facilitar las cosas. En 2019 la comunidad invitada fue Andalucía y resulto genial, pudimos hacer pocas cosas, por ser la primera edición, pero fue espectacular hacer un ronqueo a un atún de 600 kilos en la plaza de del pueblo, también las miembros de la Asociación de Mujeres se vistieron de flamencas y fue bonito poder acercar nuestra Comunidad a Andalucía.
Al terminar aquella edición ya señalamos a Valencia y así lo hemos hecho, a pesar de que la DANA no nos lo ha puesto fácil. Al final, creo que Ezcaray ha podido dar un precioso abrazo solidario a todos los valencianos.

P.- ¿Cómo se consigue que un festival gastronómico sea único y no se entienda como uno más de los que se celebran en España?
Creo que los que participan en MFG lo entienden así. Desde fuera, tal vez pueda parecer otro festival más, pero quienes lo viven saben que no lo es. Lo que lo hace diferente es que hemos tocado un tema profundamente hermoso, uno que guarda valores genuinos y auténticos.
Lo más sorprendente es ver cómo la gente de nuestro pueblo se implica de manera tan profunda: los artesanos del mercado, los grupos de folclore, los músicos, los voluntarios… Todos ponen su corazón en esto, hemos logrado contagiar a muchísima gente con este sueño. Esta conexión, este compromiso, es lo que realmente hace que el Festival sea tan especial.
P.- La cena homenaje la prepararon los cocineros invitados, todos ellos representantes de la alta cocina. ¿Cómo encaja en un festival centrado en la cocina de las madres?
No te quiero ocultar que hemos trabajado arduamente para que el evento tenga la mayor repercusión posible, y por eso era fundamental contar con los cocineros más destacados de cada comunidad. No solo por su talento, sino porque cada uno de ellos tiene una historia personal que contar, una relación especial con la cocina y, por supuesto, con sus propias madres.
La cena homenaje es la herramienta que nos permite consolidar el festival, al hacer partícipes a las empresas de la Rioja, este festival se ha financiado en un 80% con aportaciones privadas, lo que nos hace sentir muy felices.
P.- ¿Qué supone MAMA para Ezcaray?
Una oportunidad única para poner en valor a un pueblo de apenas 2.000 habitantes, para mostrar todo lo que somos capaces de hacer cuando nos unimos. Ezcaray es un pueblo increíble, un lugar lleno de vida, con gente trabajadora, comprometida y siempre dispuesta a participar. A lo largo del año, no paran de sucederse eventos que demuestran la vitalidad de la comunidad. Mama Festival Gastronómico es solo uno más dentro del vibrante calendario de Ezcaray.

P.- ¿MAMA es sostenible en todos los sentidos? ¿Laboral, económico, ambiental…?
En lo económico es sostenible y lo seguirá siendo mientas consigamos ilusionar a empresas para que se vinculen en su desarrollo. Este tipo de acciones hacen territorio y así lo han entendido las casi ochenta empresas y asociaciones que han participado en MFG. Por supuesto ha sido impagable y determinante la colaboración de nuestro ayuntamiento y del Gobierno de La Rioja. Ambas instituciones son conscientes del valor que una acción así representa.
Por otro lado, el mercado de productores de MAMA es un homenaje a la sostenibilidad en estado puro. Solo hay que ver a los artesanos, gente sencilla y laboriosa, con un respeto total a la tierra.
P.- En las próximas ediciones, ¿se contará con ‘madres’ de lugares ajenos a Ezcaray?
Tenemos que estudiar el formato de la próxima edición, en principio la comunidad invitada será Galicia y hay mucha tela que cortar. Toda ira llegando, pero ya hay muchas ideas en el cajón, a ver si somos capaces de hacerlas realidad.
En la edición 2027 de MAMA Festival Gastronómico contaremos con Galicia como comunidad invitada
P.- ¿En qué medida la población participa en el Festival?
Hemos contado con el apoyo de la Asociación de Mujeres de Ezcaray, que nos cedió voluntarios para repartir raciones de una paella gigante; también con la Asociación de Amigos de Ezcaray y el Club de Fútbol de San Lorenzo del Ezcaray, quienes nos ayudaron a montar el evento de la paella y el mercado. La peña Los Tímidos también jugó un papel clave guiando a los grupos de folclore durante el pasacalles. Y, por supuesto, la brigada municipal fue fundamental, con sus medios y su esfuerzo para montar todo el tinglado.

P.- ¿Y en cuanto a participación en las actividades de MAMA?
Al concurso de croquetas fue otro llegaron muchas recetas directamente de nuestro pueblo. Y no podemos olvidar las degustaciones del primer día, que fueron elaboradas íntegramente por los establecimientos de hostelería de Ezcaray.
Un detalle que nos emocionó especialmente: las tres fábricas de butacas de Ezcaray llenaron la primera fila con sus butacas personalizadas, todas con el logo del festival. Un gesto tan simbólico como generoso, que nos hizo sentir aún más cerca de nuestra gente.

P.- En un mundo tan globalizado, ¿cómo se preserva la identidad culinaria de un territorio como La Rioja?
La mejor manera de preservarla es revelándonos contra esa homogeneización global. Un ejemplo claro de esto es este festival: Mama Festival Gastronómico no solo celebra la cocina de las madres y de La Rioja, sino que también la mantiene viva y relevante, mostrándola en su forma más pura y cercana.
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