
La euforia por ser amigables con el medio ambiente se acentuó en 2015, después de que un video protagonizado por una tortuga lastimada por un popote estallara en las redes sociales. La viralidad y el contenido susceptible de este material encendieron el motor de iniciativas que proponen reemplazar (en los restaurantes y en tu casa) los popotes de plástico con popotes ecofriendly.
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Esta empresa mexicana utiliza los huesos de los aguacates y otros componentes de la familia vegetal para elaborar popotes. Su iniciativa, ha conquistado el mercado nacional y destinos como Canadá, Estados Unidos, Costa Rica, Colombia y Perú.
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Los popotes de Buluh están hechos de bambú, son 100% naturales, sustentables, orgánicos y duraderos. El kit incluye un cepillo para que puedas limpiarlo y reutilizarlo cuantas veces lo dispongas.
Esta empresa con sede en Nueva York se especializa en objetos de diseño para el hogar desde 1992. Para sus popotes utilizan papel biodegradable cubierto con cera de abejas.
Este startup elabora popotes comestibles de sabores que están hechos de alga marina. Los endulzantes y saborizantes que utilizan son orgánicos y los colorantes son derivados de frutas y vegetales. Los hay de vainilla, coco y nuestro favorito: limón eureka.
Aquí aprovechan las cáscaras del mango petacón para crear un material conocido como bioplástico. La técnica consiste en conseguir polímeros naturales a partir de residuos agrícolas, celulosa o almidón.
Estas pajitas de silicona son suaves y flexibles, perfectas para enroscarse y esconderse en tu bolsa o mochila. Están hechos sin plomo, sin compuestos químicos y ayudan a prevenir manchas y caries.