
María Gómez (MAGOGA es un acrónimo del nombre de la chef) bucea en un pasado rural tamizado por la técnica adquirida. Al tiempo, Adrián de Marcos se erige como un grato anfitrión y experto sumiller conformando juntos el carácter de MAGOGA.
Aguirre es un Solete y no lo decimos nosotros
MAGOGA es el restaurante que la cocinera cartagenera María Gómez García abrió en 2014, junto a su marido, Adrián de Marcos, como casa de comidas. A punto de cumplir su primera década de vida, MAGOGA devino en un restaurante de alta cocina, un espacio en el que sus propietarios priorizaron las necesidades de los clientes antes que el enriquecimiento propio.
Esa es la conclusión que saco al saber que, tras una remodelación en el local que les aloja, redujeron el año pasado el número de mesas.
MAGOGA en 2025
Situado en Cartagena, donde se erige como el único restaurante fine dining, María Gómez se inclina por tener en la puesta en escena un perfil bajo, dejando que sus platos hablen por sí solos.
A través de una cocina de panorama que cuenta historias cartageneras de tierra y mar, la chef conecta con una infancia que transcurrió en un entorno de tradición agrícola y ganadera.
Una gran mayoría de vegetales que se emplean en MAGOGA proceden de la ecológica Finca El Soto, con cultivos de secano que solo se riegan con el agua de la lluvia. Esta finca familiar, que pertenecía a los bisabuelos de María, es de las pocas que no se han reconvertido a cultivo de regadío.
Pesca de cercanía y vegetales de secano se cuentan en el menú llamado Ánima en el que no hay plato en el que no haya producto murciano. En la minuta afirman que los snacks son ‘un paseo por Cartagena’, una retahíla de pequeños pases que aglutinan productos y sabores murcianos. Excelente es el caldo de ave, cítricos y suero de oveja, un shot que prepara paladares.

Un menú en el que se impone el paisaje
Tras los aperitivos, llega el pan brioche acompañado de mantequilla de oveja y sal de San Pedro del Pinatar. El hoy revalorizado y recuperado escabeche está presente en el plato de atún rojo, y en manos de María Gómez resulta un plato fresco y con una acidez muy moderada.
Después le llega el momento al bogavante azul del Mediterráneo, que da paso a una lubina salvaje acompañada de beurre blanc y navajas.
Previo al cordero lechal de raza segureña, autóctona de Murcia y criado en el parque natural de Calblanque y asado en su propio jugo, María Gómez sirve alcachofa, anguila y foie, un plato ya clásico de la casa que sorprende y agrada a partes iguales.
Siguiendo la senda del producto local, se sirve para finalizar el apartado de salados un arroz bomba D.O. Calasparra meloso, de punto admirable y con setas encurtidas que se muestra totalmente adictivo.

Un carro de quesos con la firma de Adrián de Marcos
Con el espectacular carro de 40 quesos seleccionados entre los más de 220 anuales que tienen en rotación, la chef deja protagonismo a los productores y a la pericia de Adrián de Marcos para elegirlos.
El propio De marcos es quien los corta, sirve y presenta. El carro de quesos de MAGOGA fue reconocido con el premio Q de Quesos a la Mejor Carta de Quesos de Restaurante. En el trabajan con variedades locales, nacionales e internacionales. Especial cariño le tiene al queso murciano Ruperto de corteza lavada que procede de una quesería de San Javier.

Postres, menús y cavas de vino
En los postres, María Gómez emplea ingredientes de la huerta familiar de secano, donde hay algarrobos y almendros. También utiliza cítricos mediterráneos y regaliz.
Además de Ánima, en MAGOGA tienen otro menú degustación: Hábitat. En cualquier caso, hay posibilidad de comer o cenar a la carta.
La bodega de MAGOGA está muy bien nutrida. Cuenta con 750 referencias de vinos de España y del mundo, y está custodiada por Adrián de Marcos, quien también ejerce como maestresala.

RESTAURANTE MAGOGA *Michelin
Plaza del Dr. Vicente García Marcos, 5. Cartagena (Murcia)
Sigue a la autora: @alexandrasumasi
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