Los inicios del restaurante Al-Andalus se remontan a 1994, cuando Mohamed Mazeh, luego de casarse con una mujer mexicana y vender shawarmas durante algún tiempo, encontró una casona colonial en el centro histórico de la Ciudad de México que se materializó en un restaurante.
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Originario de la antiquísima ciudad de Tiro, al sur de la República del Líbano, la vida de Mohamed transcurrió en un clima mediterráneo semidesértico. Desde joven comenzó a cocinar en un restaurante local, después fue a Granada y, finalmente, llegó a tierras mexicanas.
Como una forma de agradecimiento, desde hace 7 años Mohamed instauró una comilona a principios de año, con el fin de dar gracias por los éxitos y lecciones aprendidas. Durante la más reciente, pudimos probar algunos platillos y bebidas que vale la pena probar:
1. Mezze
Ok, ok, esto no es un solo platillo, en realidad es una forma de comer. No se trata solamente de compartir botanas al estilo family-style, sino que los platillos se van sirviendo simultáneamente, unos fríos, otros calientes. Entre los platillos que se sirven está el hummus, el jocoque, aceitunas, diferentes tipos de keppe, hojas de parra, fatoush, tabbouleh, berenjenas, entre otros. Se recomienda acompañar con pan árabe y comer con la mano.
2. Chuletas de cordero asadas al carbón
La ternura de la carne es indiscutible. El sabor está en su punto: la proteína, la brasa, ninguna compite entre sí, más bien se complementan. Acompaña con una mermelada de menta y verás lo fresco de la combinación.
3. Postres
Definitivamente es un paso imperdible. Mis favoritos son los dedos de novia, el pastel de dátil y el baklava. Los sabores son delicados y no le temen a mostrar su dulzor.
4. Arak
Si eres de los que dice, “donde fueres, haz lo que vieres”, entonces al final de la comida es imperativo brindar con una copita de arak, una destilado con sabor anisado producido en el Levante mediterráneo.
5. Café
Para cerrar la velada y/o acompañar los postres, lo mejor es pedir un café árabe, bebida que es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Según la UNESCO, “los preparativos comienzan con la selección de los granos, que se tuestan ligeramente en una sartén plana antes de triturarlos en un mortero de cobre con un mazo del mismo metal. Luego se ponen los granos así molidos en una gran cafetera –también de cobre– que se llena de agua y se pone al fuego. Cuando la infusión está lista, se echa en una cafetera de dimensiones más reducidas y se sirve a los invitados en tazas pequeñas”.
Más información en @alandalus_mx.
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