Desde que empezamos a tomar vino (espero que a una edad adecuada), nos han dicho hasta el cansancio que el vino blanco es para mariscos y el tinto para carnes rojas. Pero, ¿qué crees? Eso es sólo un mito. Esta regla se hizo popular porque recomendar maridajes es complicado. No todos los sommeliers o vendedores pueden recordar cada combinación posible entre vinos y platos de una carta. Además, sin una herramienta que ayude a hacer estos cruces, arriesgarse a sugerir algo fuera de lo convencional puede ser difícil.
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El problema es que, como humanos, nos gusta lo seguro. Compramos la misma marca de vino, vamos a los mismos restaurantes y pedimos lo de siempre solo para no equivocarnos. Pero las cosas están cambiando. Hoy vivimos en una era donde las redes sociales, los viajes y el acceso a información nos han abierto los ojos a nuevas experiencias.
Aprovechando este cambio, descubrí una carta de vinos interactiva que me sacó del clásico “tinto con carne, blanco con pescado”. Me dejó explorar regiones que antes ni me pasaban por la cabeza: más allá de Francia, Italia o España, encontré opciones de Hungría, Nueva Zelanda, Líbano y hasta Washington. Lo mejor fue que podía ver las botellas, sus etiquetas y hasta aprender sobre las bodegas sin salir de la mesa.
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Lo más cool de todo: esta carta te sugiere vinos según los platillos de toda la mesa, y hasta tiene selecciones de vinos organizadas como listas de música: “vinos ligeros“, “vinos del viejo mundo“, “vinos para celebrar“. Nada de listas aburridas y predecibles.
Después de esto, entendí que vale la pena salir de la zona de confort, probar nuevos maridajes y darle oportunidad a regiones menos conocidas. Porque la verdad es que un vino puede combinar con muchos platillos y un platillo con muchos vinos.
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Así que dime, ¿sigues creyendo en el viejo mito o te animas a experimentar?
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