El terroir de los trópicos: Vale do São Francisco, una región vinícola improbable de Brasil 
Cata entre los viñedos de Garziera | Foto: Nika Shevela

A apenas 960 kilómetros del ecuador, en una climatología más apta para los mangos y la fruta de la pasión, Vale do São Francisco se alza como la primera Indicación Geográfica de vinos tropicales en el mundo. Es aquí, en este rincón improbable del nordeste brasileño, donde Brasil, el tercer mayor productor de vino de Sudamérica en superficie de viñedo, está redefiniendo los límites de lo posible.

Un río que reescribe las reglas 

El poderoso río São Francisco, una arteria vital que cubre el 8% del territorio brasileño, serpentea entre dos estados: Bahía al sur, con su herencia afrobrasileña palpitando en cada rincón, y Pernambuco al norte, con los puertos atlánticos y pulso industrial. Aquí, a 8-9°S de latitud, la naturaleza impone sus propias reglas de juego: apenas 400 mm de lluvia al año, concentrados entre noviembre y marzo, seguidos de meses de sequía. 

“El timing exacto varía con La Niña y El Niño”, explica la sommeliere y comunicadora Paula Theotonio, co-propietaria del espacio vinícola Oxe Vinhos en la ciudad de Petrolina, una cómoda puerta de entrada a la región. “Además, este año tuvimos una temporada fresca en junio y julio más prolongada. Fresca en nuestros términos, claro: de 19 a 29 grados de media de temperatura”. 



Fue una iniciativa gubernamental que, a mediados de los 80, introdujo los viñedos irrigados a esta zona, abriendo las puertas a una nueva industria. Los sistemas de riego por goteo transformaron las riberas en un oasis productivo que hoy suma unas 10.000 hectáreas de uvas. De ellas, sólo 500 están dedicadas a Vitis vinifera, la especie que ha dado origen a la mayor parte de las variedades de uva que conocemos hoy, y que se destinan al vino, y no al jugo de uva, o uvas de mesa. 

El terroir de los trópicos: Vale do São Francisco, una región vinícola improbable de Brasil 
Entre los viñedos de Terranova | Foto: Paula Theotonio

Domando el verano eterno 

Sin invierno real que marque el ritmo, las vides viven en un perpetuo estado estival. “Aquí no hay meses lentos”, ríe Eloiza Teixeira, enóloga del grupo vinícola Miolo y su proyecto de espumosos Terranova. La acompaño a ella y al equipo de viticultura en un paseo entre las viñas, donde conviven todos los estadios vegetativos: he aquí una parcela rebosante de racimos maduros junto a otra recién podada, o a las plantas con brotes primerizos. 

La solución llegó de la mano de la tecnología: reposo vegetativo inducido y ciclos de riego milimétricamente calculados. El resultado son dos vendimias anuales, un fenómeno propio de la viticultura tropical, donde cada variedad madura a su propio ritmo. Y ese ritmo va sin prisa pero sin pause: bajo las pérgolas, algunos viñedos alcanzan las 40 toneladas por hectárea, el doble del límite máximo permitido en DO La Mancha, la región más productiva de España. 

Los vinos del sol y su identidad 

Vinícola Terranova apostó todo a los espumosos y acertó. Los estilos más dulzones, elaborados por el método Charmat propio de prosecco con las variedades de la familia moscato, aportan exuberancia aromática tropical. Una armonía perfecta para la potente moqueca de peixe, guiso de pescado bahiano. Los espumosos más secos incorporan chenin blanc, la “uva patrimonial” de la región, preciada por su firme acidez y resistencia al calor, junto a sauvignon blanc y verdejo.  Viognier, chardonnay y la portuguesa fernão pires completan el mosaico de las variedades blancas, base también para blancos tranquilos frescos y afrutados. 

Los tintos suelen ser sedosos, afrutados y ligeros, con un paso por barrica para un perfil más redondo. Cabernet sauvignon es de las variedades más plantadas, pero syrah le sigue de cerca. “El malbec está ganando su lugar”, apunta Euclides Neto del instituto regional vinícola VINHOVASF; una variedad que se le da particularmente bien a otra bodega de referencia de la zona que es Garziera del grupo Verano Brasil. Tempranillo, touriga nacional, barbera, tannat y hasta la poco conocida egiodola completan el elenco. 

El terroir de los trópicos: Vale do São Francisco, una región vinícola improbable de Brasil 
Vendimia en Terranova, Miolo | Foto: Nika Shevela

El futuro se escribe en los trópicos 

La reciente Indicación de Procedencia, que incluye nueve bodegas, confirma lo que estos productores ya sabían: aquí se puede hacer vino de calidad. “Es la única región que veo capaz de generar volúmenes de exportación considerables en unas décadas, con la inversión adecuada”, proyecta el formador Júlio César Kunz, presidente de la sección Rio Grande do Sul de la Asociación Brasileña de Sommeliers. 

“Los enólogos brasileños están aprendiendo a entender mejor nuestras propias uvas”, añade Lucia Porto, periodista y socia fundadora de Brasil de Vinhos. “Ya entienden que no necesitamos copiar a franceses o italianos. La botella todavía se está llenando”. El Vale do São Francisco representa más que una curiosidad geográfica: es la prueba de que el vino puede reinventarse incluso en los lugares más inesperados. 

El terroir de los trópicos: Vale do São Francisco, una región vinícola improbable de Brasil 
Viñedos en pérgola de Vale do São Francisco | Foto: Siderlei Ditadi para Projeto Imagem de Consevitis-RS, Wines of Brazil

Síguenos en: Facebook / Twitter / Instagram / TikTok / Pinterest / Youtube