Muere Doña Chayo, inventora de las tortas de La Esquina del Chilaquil

Hoy la esquina más famosa de la Condesa está de luto.
la esquina del chilaquil

El miércoles 13 de mayo por la noche anunciaron la muerte de Rosario Flores Mancilla, mejor conocida Doña Chayito, la visionaria que hace más 20 años instaló uno de los lugares más icónicos de la CDMX: La esquina del chilaquil. Con una publicación compartida en la página de Facebook de este establecimiento en la colonia Condesa su familia se despidió de ella y dio conocer el deceso a sus seguidores.

“Hoy se despidió de este mundo una mujer que no tuvo oportunidad de estudiar una carrera, una mujer que trabajó desde chica y que siempre decía: si vas hacer una tortera, sé la mejor. Ella es la que creó la Esquina del Chilaquil y hoy me dejó. Pero ya me dio instrucciones que todo siga igual, el sabor el sazón y el amor que ella siempre me enseñó. Seguirá su esencia de mi patrona te amo Chayito,” escribieron en la publicación.

Las causas de la muerte no fueron aclaradas, pero decenas de personas han dado el pésame a la familia y lamentado la muerte de la creadora de este famoso puesto callejero.

En cuanto al futuro del famoso puesto, la publicación aclara que doña Chayo dejó instrucciones de “que todo siga igual”, así que podremos seguir probando el legado garnachero que dejó en la esquina más famosa de la Condesa.

Un negocio de familia

La Esquina del Chilaquil
Una torta de chilaquiles rojos con milanesa de la Esquina del Chilaquil. Foto: Juan Pablo Tavera

El puesto en la esquina de Alfonso Reyes y Tamaulipas lleva operando más de 65 años, pero no fue hasta hace 20 que Doña Chayito, originaria de Veracruz tuvo la idea de crear la torta de chilaquil. 

Inicialmente fue atendido por su mamá, doña Natividad, quien trabajaba como portera del edificio de la esquina. Posteriormente pasó al mando de doña Chayito quien lo convirtió en el icónico puesto que atrae a oficinistas, turistas y glotones. 

Ahora es atendido por su hija, Perla Flores, conocida por sus clientes como “la Güera” y un equipo de 7 personas más para dar abasto a la gran demanda —que llega a formar filas que abarcan la cuadra entera—.