Los estrambóticos gustos culinarios de Diego Rivera

Famoso por su talento artístico y excéntricas declaraciones, el pintor y muralista mexicano expuso antes un azorado Gutierre Tibón la “teoría homofágica”, aderezada con suculentos ejemplos.
Diego Rivera con un perro xoloitzcuintle en la Casa Azul, Coyoacán

“He comido mucha carne humana y, repito, es exquisita”, reiteraría sin empacho Diego Rivera (1886-1957), luego de ponderar el sabor de una costilla empanizada suministrada por el cuerpo juvenil de una mujer. De todas sus celebradas excentricidades, su declarada antropofagia fue la más sonada, al menos desde mediados de los años cuarenta del siglo pasado en que está fechada la entrevista versada sobre la materia, realizada por Gutierre Tibón y compilada en Aventuras en México (1937-1983).

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Afinidades celulares, asimilación perfecta del organismo, concentración de energías vitales son los elementos dietéticos ponderados sin reparo por el pintor y muralista para la denominada teoría homofágica (“El alimento más adecuado para cada animal es su semejante”, sustenta al citar la tesis del “fundador de la dietética moderna”, un tal doctor von Schurkenhorts), de las que derivaron sesudos estudios en los que, aseguraba, haber participado “por amor a la ciencia”, mismos que implicaron sumarse a un entusiasta grupo de voluntarios sometidos durante tres meses a una dieta exclusiva de carne fresca proporcionada sin restricciones por la morgue.

Diego Rivera en las escaleras del museo Anahuacalli
Diego Rivera en las escaleras del museo Anahuacalli | Foto: Wikimedia Commons

“Todos los días hay delitos pasionales y suicidios: de manera que podíamos escoger, entre los muchos cadáveres, el más apetitoso para nuestra comida del día”, explicaba al azorado Tibón, quien apenas atinaría preguntarle si prefería cortes masculinos o femeninos, a lo que el consagrado artista respondió sin titubeos: “Personalmente, no tenía preferencias. He creído siempre que un bistec humano, al igual que los ángeles, ya no tiene sexo. Sin embargo, la comisión de sabios fisiólogos que dirigía nuestro experimento quiso investigar también en esta dirección, y durante cinco semanas me impuso una dieta de pura carne femenina”.

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Todavía su entrevistador se animaría a cuestionarle su perspectiva, catalogándola como la del comedor y no la del comido, a lo que el personaje inquirido invoca la suprema satisfacción que conlleva servir de alimento a sus propios semejantes: “La antropofagia está destinada a convertirse en el ideal póstumo del hombre del porvenir”, remata con grandilocuencia su reflexión alimenticia, el glotón de Diego Rivera.

Grabado de Theodor de Bry para ilustrar el relato de Hans Staden, cautivo por los indígenas brasileños, 1557 (tomado de Wikipedia).
Grabado de Theodor de Bry para ilustrar el relato de Hans Staden, cautivo por los indígenas brasileños, 1557 | Foto: Wikimedia Commons

Precursor de una tendencia gastronómica

Modesto, Diego Rivera se proclamaría ante su entrevistador como precursor del neocanibalismo, “única higiene del mundo de mañana, liberación definitiva de la Humanidad de todas las inhibiciones que la atan a su triste pasado”.

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Desconfiar de los vegetarianos

No desaprovecha la ocasión para hacer patente su desconfianza hacia los vegetarianos —catalogándolos como “gente peligrosa”, con deseos reprimidos potencialmente catastróficos para la humanidad. Y utiliza a Hitler y Gandhi de ejemplos representativos—, para luego manifestar con abierto entusiasmo como el canibalismo “liberaría al género humano de hondos complejos síquicos que están sumidos en el subconsciente y que pueden estallar como dinamita, de un momento a otro”.

Rara fotografía de estudio de Mahatma Gandhi tomada en Londres Inglaterra Reino Unido a petición de Lord Irwin 1931
Rara fotografía de estudio de Mahatma Gandhi tomada en Londres Inglaterra Reino Unido a petición de Lord Irwin 1931 | Foto: Wikimedia Commons

La suculenta condición femenina

Ufano, el connotado pintor y muralista mexicano expresaría lo que puede considerarse como un elogio al género femenino: “Es una infamia denigrar los sesos de la mujer. A la vinagreta, son simplemente deliciosos”.

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