Bambú enciende las brasas del gastro-renacimiento en Salamanca

Algo está pasando en Salamanca. La ciudad que acaba de acoger la primera Cumbre Internacional de Gastronomía de Castilla y León, más allá de su imponente pasado, mira al futuro con fogones nuevos y barras con inspiración. Se nota otra energía en el ambiente. Más inquieta, más decidida. Surgen proyectos que reivindican el producto, respetan la tradición y le dan la vuelta sin miedo. En ese contexto, Bambú, Tapas y Brasas se ha convertido en parada obligada.

Las brasas nunca mienten

Al frente está José Manuel Pascua, cocinero inquieto y tercera generación de hosteleros. En 2020 decidió darle un vuelco al negocio familiar con un concepto donde las brasas marcan el ritmo. Además de Bambú, dirige también Pascua, el restaurante gastronómico del Hotel Eunice, donde explora una cocina más sobria y esencial en clave contemporánea. Dos espacios distintos, una misma filosofía: respeto al producto, técnica medida y platos con recorrido.

La cocina es vista, las brasas alardean de franqueza, el formato es directo y la propuesta no necesita disfraz: espárrago blanco a la llama, tartar de chuletón, huevo de pato trufado, aguacate con pipirrana de hinojo encurtido, mango y manzana. Todo respira cercanía, pero no hay nada improvisado.



La carta tiene guiños creativos, osadía y, lo más importante, platos cargados de sabor. El donut de ají de gallina, servido sobre brioche de patata con crema de maíz y barbacoa japonesa, es uno de esos platos que parecen juego y terminan siendo puro equilibrio. Lo mismo ocurre con la presa ibérica al estilo Gochujang, especiada, melosa y con esa mezcla justa entre tradición y riesgo. La vieira con chalaca, la carrillera estofada o el canelón de ragú de hongos completan una propuesta variada y excelente.

Además, cuentan con una bodega bien cuidada, que apuesta por referencias locales como las de la D.O. Sierra de Salamanca, un territorio vinícola que gana presencia con sus rufetes frescos y expresivos. Aquí, el vino acompaña, conversa con los platos y aporta otra capa de relato.

Dulces, coherencia y horizonte

En el cierre, los postres no bajan el tono. La tarta de queso con cuatro variedades y hojaldre resulta delicada, sin saturar. El “flan que nunca comiste de niño” funciona como guiño y como remate.

El proyecto ha crecido sin perder el norte. Guía Repsol y Michelin ya han tomado nota, pero Pascua sigue en su línea: cocinar con claridad, mirar al comensal y dejar que hable la brasa. Bambú no busca definirse por etiquetas, sino por una forma de hacer. Por eso representa tan bien esta Salamanca que renace con sabor, raíces y mirada larga.

Síguenos en: Facebook / Twitter / Instagram / TikTok / Pinterest / Youtube