Crónicas de los placeres: Bienaventurada

Siempre me he considerado una persona afortunada, pero las últimas semanas he gozado de una suerte, hedónicamente hablando, que siempre quisiera tener.

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Entre el paté de foie gras emparejado con Oporto blanco, el pollito de leche al romero y la Tarte au citron meringuée de Pascal -en la colonia Roma de la Ciudad de México-, un pequeño y bonito bistró con cocina abierta y una acogedora barra con la mejor selección de música la cual pareciera que el joven chef Bryan Balandra eligiera como parte de los ingrediente de cada una de sus recetas; la Cocina del Bizco con mi adoradísimo Jesús Pedraza y sus matrimonios, la ensaladilla rusa, la tarta vasca y todos los vermuts; la cena en Vigneron servida por Aram Abisahi y Gerardo Ramos de Havre 77, ¡ese Boullabaise con robalito acompañado de un Le Roc des Anges “L’Oca” de Côtes Catalanes, Rousillon y el Canard Apicius con puré robouchon de camote con chipotle, maridado con un Nicolas Rossignol Volnay 2017 de Bourgogne! Mucho, mucho deleite.

Y ahí la cosa no termina, parece que la vida está de buenas y con ganas de brindarse conmigo. Una visita tan rápida como vehemente a Tijuana -así como es ella-; pláticas pendientes (de esas intensas, de esas que uno no puede quedar a deber) en la barra de El Tinieblo, un nuevo room bar que pinta para mucho y todo, he de decir que yo no soy persona fácil con la mixología y esta propuesta me antojó no solo a volver, sino a seguir buscando más de eso tan bueno. De ahí a Oaxaca, ¡siempre hay tanto que contar, saborear y abrazar en Oaxaca!, pero esta vez para hablar de Alambiq, su cocina inspirada en lo que se come en los palenques mezcaleros y los veinticinco años del chef Rodrigo Pacheco repletos de pasión y talento, se necesita mucho más espacio, por lo pronto les sugiero tenerlo en la mira y más ahora que está tan pronto de ir a Perú representando a México (este año como el único mexicano) en S. Pellegrino Young Chef Academy, ya les contaré todo a detalle en mis próximas Crónicas de los Placeres.