
Buenos Aires no tiene escasez de restaurantes de carnes (se llaman parrillas en Argentina), y si has sido testigo de Don Julio Parrilla en la vida real, sabes exactamente de lo que estamos hablando. Con aproximadamente $350 pesos puedes obtener un jugoso bistec de cinco centímetros servido en un plato blanco y junto con un cuchillo para atravesarlo como un verdadero carnívoro. La forma en que cocinan la carne resulta en el corte más tierno y suave del planeta. Agrega una copa de Malbec y nunca te irás.Obviamente, Argentina es conocida por sus cortes, por el añejamiento en seco, no tanto. Sorprendentemente, el método es nuevo en su escena culinaria. “Cuando comenzamos a secar la carne de vacuno hace seis años, la técnica no era común en Argentina”, dice Juan Gaffuri, chef ejecutivo del Hotel Four Seasons, Buenos Aires. En Elena, dentro del hotel, Gaffuri dice que su equipo tiene la mayor experiencia en el proceso. “La carne añejada en seco se está volviendo muy popular”.Por eso, Gaffuri lanzó un flamante club de carne de res añejadael club de carne de nuestros sueñospara llevar el conocimiento del envejecimiento en seco directamente al consumidor. El club carnívoro “solo para miembros” nació gracias a su popular carne de vaca seca de 45 días ofrecida en el restaurante. “Estos son nuestros artículos de menú más populares y servimos 300 kg semanalmente”, dice. “Con base en esto, queríamos hacer un grupo exclusivo que pudiera tener la oportunidad de experimentar el proceso de envejecimiento en seco con el número de días que les gustaría y percibir la evolución del sabor y la textura”.Exclusivo para Elena, los miembros pagan una tarifa de $1,200 MXN por mes, más el costo de la carnepara formar parte también deben comprar un tren de bife entero de aproximadamente 22 kilosque cuestan $8,000 a $9,400 MXN dependiendo del peso. A partir de ahí, la carne se coloca en un “armario de carne” donde se añeja en seco con la temperatura y humedad adecuadas durante muchos días, lo que permite a los invitados comer o cenar y probar la evolución de sus piezas con un grupo de amigos, o solos, si no quieren compartir.