
De la cafetería familiar en Vigo a representar a España en el Campeonato Mundial de Baristas 2025. Así ha sido el viaje —inesperado pero profundamente vocacional— de Marcos González, barista formado en origen, embajador de De’Longhi y una de las voces más activas del café de especialidad en nuestro país. En octubre compitió en el World Barista Championship celebrado en HostMilano, donde presentó su propuesta “Butter & Bloom”: una receta personal que mezclaba técnica, emoción y una mirada muy propia sobre el café con leche. Su participación no solo puso en valor su talento, sino también el momento de madurez que vive la escena del café en España.
Cafeteras que te convertirán en un barista profesional en casa
Empezaste en la cafetería familiar en Vigo y hoy estás compitiendo en el Mundial. ¿Cuándo supiste que lo tuyo era mucho más que preparar cafés?
No pensaba dedicarme a la hostelería. Pero un día di una formación de barista de dos horas… que acabaron siendo ocho. Me hice amigo del formador, y ahí comenzó todo. Empecé a buscar referentes, me certifiqué con la SCA y seguí formándome sin parar. Hoy donde más aprendo es en origen, con los productores. Ahí está la clave de todo.
¿Qué es lo que más te gusta del trabajo de barista? ¿Y lo más difícil de explicar a quien no está dentro del mundo del café?
Lo mejor es poder ayudar a los productores a evolucionar, entender lo que buscamos en la taza y generar cambios reales. Lo más difícil es hacer entender el valor del café. Cuando alguien dice “el café de especialidad es muy caro”, me toca explicar todo lo que hay detrás. También la parte sensorial: educar sin imponer, y acompañar al otro a descubrir lo que le gusta.
Competiste en el Mundial: solo 15 minutos, 12 bebidas… ¿Cómo se entrena uno para eso?
Es muy intenso. En 15 minutos te juegas años de trabajo. Tienes que transmitir mucho en poco tiempo, y hay pautas técnicas muy estrictas. Pero cuando llega el día, estás preparado. Lo has ensayado tanto que solo queda ejecutar. A mí, personalmente, me gusta. Suelo estar tranquilo y disfruto del momento.

Tu receta ‘Butter & Bloom’ suena deliciosa. ¿Cómo nació esta combinación?
Quería romper con las normas del café con leche. Jugamos con proporciones distintas para encontrar el sabor perfecto. No hay que quedarse en los 150 ml por costumbre: si cambias las cantidades, descubres nuevos matices. Fue una búsqueda muy libre y muy divertida.
¿Qué cafés o productores te emocionan ahora mismo?
Me encantan los cafés centroamericanos, dulces, frutales, con acidez ligera. Pero también hay una parte emocional: Víctor Robelo, productor en Nicaragua, ha sido un mentor y un apoyo muy importante. Sus cafés siempre me tocan algo. También Heleanna Georgalis, en África, produce cafés espectaculares. Para mí, lo más importante son las personas que están detrás.
Aprende a texturizar leche para tu arte latte, como en la cafetería
¿Qué tiene que tener un café para ser “Perfetto”, como dices tú?
Equilibrio. Que la taza no esté dominada por una sola nota, que sea armónica. Y sobre todo, perder el miedo a equivocarse. En casa también se puede buscar ese café Perfetto. Con herramientas simples como una báscula y curiosidad, cualquiera puede experimentar y pasarlo bien.
Has trabajado con De’Longhi y su máquina La Specialista Touch. ¿Qué destacarías de ella?
La precisión y estabilidad. Gracias a mi trabajo con De’Longhi he conocido a muchos amantes del café que, desde casa, hacen cosas increíbles. Esta máquina permite jugar, aprender y disfrutar. ¡Y encima te lo pasas pipa haciéndolo!

¿Un maridaje inesperado con café?
En Milán, un chef con estrella Michelin preparó un arroz con reducción de café y notas de fresa. Fue brutal. El arroz sabía a café, pero bien integrado, con equilibrio. Me volvió loco.
Si tuvieras que servir un café que contara tu historia, ¿cómo sería?
Tendría tres partes: el origen (un espresso que representa a mis padres y todo el esfuerzo que me trajo hasta aquí), la libertad (el café con leche, donde experimento) y la alegría (el cóctel, que sorprende y hace sonreír). Eso es lo que quiero lograr con cada taza: que quien la pruebe sonría.

A sus 30 años, Marcos González no solo representa una nueva generación de baristas en España, sino también una manera de entender el café desde el respeto, la técnica y la empatía. Su paso por el Mundial de Milán deja claro que el café de especialidad también puede hablar con acento gallego, y que cada taza puede ser el principio de una conversación.
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