Atrás quedaron los días de las cestas de pan rancio y las costillas aceptables que personificaban la comida de hotel. Ahora, los carritos de pescado ahumado y curado y todo cubierto de caviar son sólo algunas de las muchas experiencias culinarias extravagantes que los huéspedes pueden esperar mientras se hospedan en algunos de los mejores hoteles del mundo. Pero cuando se eleva el nivel, también aumentan las demandas.
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“Recibimos muchas solicitudes extravagantes de nuestros huéspedes”, comparte con Food & Wine Gerardo Say Colmenares, sous chef ejecutivo de Mandarin Oriental, Canouan. “Si bien pedir una espléndida botella de champán en una cena de aniversario sigue siendo la norma, muchos de nuestros invitados ahora buscan comidas y experiencias de su ‘lista de deseos'”.
A continuación te contamos algunas solicitudes de comidas extravagantes de huéspedes en varios hoteles y complejos turísticos de cinco estrellas, desde Canouan hasta Croacia, que te harán sentir mucho mejor al pedir aderezo adicional para tu ensalada.
Un postre de altos vuelos
Posiblemente el top de las solicitudes más exageradas es esta historia que se remonta a casi veinte años. Según el libro de su 150 aniversario, un huésped del Hotel du Cap-Eden-Roc de Francia quería probar una tarta Tropezienne de postre. En ese momento, sólo estaban disponibles en St. Tropez, a casi 60 millas de distancia.
Aunque el postre normalmente requería reserva previa, los invitados no quisieron esperar. Entonces, el hotel envió un conserje en helicóptero para recoger el postre. La tarta sólo costó cinco euros, pero el helicóptero costó 2.000€. Una solicitud similar sería imposible hoy en día, ya que no se alinea con el espíritu de sostenibilidad del grupo hotelero.
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¡5 sopas para ti!
A un huésped VIP del Mandarin Oriental New York le gustaba mucho la sopa. Durante su estadía de tres días, el chef ejecutivo Toni Robertson dijo que el equipo culinario prepararía cinco diferentes tazones de sopa de tamaño completo para que los invitados probaran cada día. Después de una cucharada o dos de cada sopa, los invitados decidían qué caldo preferían ese día y luego elegían el plato ganador.
Una manzana al día
En el lujoso y remoto Park Hyatt Maldives, una pareja italiana tenía una lista previa a la llegada de los alimentos solicitados y cómo les gustaría que se sirvieran, comparte Roman Fernando, director de alimentos y bebidas del hotel. La lista incluía tipos específicos de hojas de ensalada, qué verduras se podían servir con piel y cuáles sin piel, así como cómo debían cocinarse.
En el caso de las frutas, no podía haber manchas ni piel. Su lista de preferencias incluía mangostán, papaya, melocotones, albaricoques, pitaya roja, guayaba y granada, todos cortados en gajos sin semillas no comestibles. Cada tipo se sirvió en platos separados para que las frutas no se tocaran entre sí.
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Una solicitud dentro de otra solicitud
Los invitados al exclusivo Mandarin Oriental Canouan hicieron todo lo posible para celebrar su 50 cumpleaños. Según el subgerente de alimentos y bebidas, Octavio E. Fernández, solicitaron al resort que hiciera arreglos para que un chef famoso viniera a cocinar todas sus comidas. El chef fue trasladado en avión privado a la isla, donde se hospedaron en una villa de 10,000 dólares la noche durante cuatro noches.
Durante su estancia, el chef tuvo algunas peticiones demasiado indulgentes. Quesos como Livarot, Sainte-Maure y Comté llegaron en avión desde Francia. También se entregaron urgentemente a la isla arándanos y moras frescos de una granja del norte de Nueva York.
Los mejores de Francia
En Brenners Park-Hotel & Spa en Alemania, un huésped solicitó una lata de 250 g de Almas Caviar blanco poco común, según el chef ejecutivo Sebastian Haverkemper. Disponible únicamente al otro lado de la frontera en París, un miembro del equipo realizó un viaje de 12 horas para recogerlo y que el huésped pudiera tenerlo al día siguiente.
La chef sommelier del hotel, Kristina Schantz, recuerda un viaje similar cuando los huéspedes insistieron en beber un vino blanco específico que se encontró a dos horas de distancia, en Alsacia, Francia. Cuando no pudo adquirirlo a través de un proveedor, se montó en su coche y se dirigió a Alsacia para conseguirlo.
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¿Tienes leche?
El té de la tarde es una tradición europea muy celebrada. Pero para un huésped del emblemático Palacio Elisabeth en Hvar, Croacia, la leche fresca no sería suficiente. Según Boris Lovrenčić, director corporativo de alimentos y bebidas del hotel, en su lugar piden leche fresca de cabra. El director de alimentos y bebidas, que reconoce que esta leche no es típica del té de la tarde del hotel, condujo hasta un pueblo cercano con el chófer del huésped. Luego saltó y ordeñó él mismo la cabra.
Comida a la medida
Para un huésped de Shutters On The Beach en Santa Mónica, California, el tamaño sí importa. Owen Edson, director de alimentos y bebidas del hotel, dijo que se pidió al equipo culinario que colaborara con el chef personal del huésped a través de zoom para controlar su consumo de sal, lácteos, aceite y fibra en cada comida.
Los platos del almuerzo y la cena siguieron medidas precisas de los ingredientes e incluyeron un corte de carne de su elección, servido en su punto medio, solo con sal, sin salsa ni guarnición. A un lado había lechuga bañada con aceite de oliva extra virgen y vinagre balsámico. Su sándwich de pollo a la parrilla debía contener lechuga iceberg rallada con aderezo italiano y queso parmesano con mayonesa simple y tomates en rodajas en un panecillo sin tostar y ligeramente acanalado.
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