El selling line es un trancazo: “Coffee by day, wine by noon”. ¿Y quién somos para ignorar el encanto de tan diferentes brebajes en solo lugar? El interiorismo es el segundo punto a favor de Motín, el nuevo spot de la colonia Roma. Una paleta de colores que alterna entre el rosa millennial y el azul eléctrico adorna las paredes. El escenario se completa por mesas en madera oscura, una cocina abierta y una pequeña terraza al interior del edificio que lo aloja. El concepto es de los de Quesería de Mí a quien recordarás –o al menos yo lo hago– por sus fabulosas quiches de distintas dimensiones, colores y sabores hechas con queso nacional.

En Motín la carta cambia dos veces al día pero en realidad el desayuno puede pedirse a cualquier hora, (hurray!). En él existe un despliegue de comfort food nacional como los chilaquiles con topping de huevo o de pollo, pero también de otras latitudes como el pan francés adornado por una compota de frutos rojos y crema de mascarpone al limón, los huevos benedictinos complementados con salmón o el súper desayuno tipo diner en el que se apilan hotcakes, huevos al gusto y papas al horno. En los ingredientes se nota el cuidado que, según nos cuenta Ángela Sosa, gerente del lugar, ponen al encontrar a sus proveedores. El café es rico, procedente de Guerrero y elaborado exclusivamente para ellos.

Foto: Fabián Martínez

Por las tardes al menú le añaden una dosis extra de gula. Se pueden encontrar diversos tipos de sándwiches, tablas de quesos, generalmente de Querétaro y Puebla, un espagueti con albóndigas y una milanesa que se acompaña por coles de Bruselas. Las propuestas son súper interesantes, aunque personalmente creo que no todos los platillos emocionan al mismo nivel.  

Para no faltar a su promesa de marca, hay vino: una carta corta, volcada sobre todo a los tintos italianos que auguran un buen dolce far niente. Contrario a su nombre, Motín puede ser una opción para atrincherarse pacíficamente y de sol a sol cualquier día entre semana.