Los pretzels, bretzels o lazos salados son un tipo de galleta horneada y retorcida en forma de lazo. No importa si los prefieres dulces o salados, son muy fáciles de preparar para consentirte en cualquier momento.
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Aunque su origen no está muy claro, se remonta a Alemania, su nombre proviene de la palabra alemana brezel que significa brazo pequeño. Una teoría indica que simplemente forman parte de la tradición gastronómica de este país europeo donde siempre se han usado para acompañar la cerveza. Otra dice que fueron creados por monjes y que su forma representa las manos entrelazadas en posición para orar.
Son un bocadillo ideal para consentirte a cualquier hora. Se distinguen por tener un sabor ligeramente salado, aunque también hay recetas que incluyen coberturas dulces como chocolate. Básicamente la masa original consta únicamente de harina de trigo, levadura, agua, sal y mantequilla.
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En Alemania existen dos tipos principalmente, los de galleta y los de pan blanco a los que se les agrega una gran variedad de sabores como vainilla, avellana, nuez, canela, ralladura de limón, entre otras. Su masa es muy manejable y agradable al tacto, pero el verdadero secreto para que tenga esa superficie crujiente, brillante y dorada está en sumergirlos durante apenas 10 segundos en una solución rebajada de sosa cáustica (hidróxido de sodio) y agua a temperatura ambiente, justo antes de hornearlos.
Actualmente los pretzels se han vuelto uno de los snacks más populares, especialmente su versión pequeña y más crujiente. Sin embargo, la versión más esponjosa y grande, típica de los estadios deportivos de Estados Unidos, sigue siendo la favorita y aquí te enseñamos a prepararla paso a paso.
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