En la edición 2018 de los premios Latin America’s 50 Best Restaurants los chefs María Elena Lugo Zermeño y Gerardo Vázquez Lugo, del restaurante Nicos en la Ciudad de México, serán reconocidos con el premio a la trayectoria ‘Diners Club Lifetime Achievement’.

Este reconocimiento, que les será otorgado en la gala del próximo 30 de octubre en Bogotá, Colombia, celebra las aportaciones de estos cocineros a la cultura culinaria mexicana y su trabajo al frente de un restaurante que cuenta con más de 60 años de vida; un lugar de barrio en el corazón de Cuitláhuac con platos icónicos, como los chiles en nogada y la sopa seca de natas, que ameritan peregrinajes de extranjeros y citadinos.

“Tengo una responsabilidad muy grande, la de procurar respeto a las recetas que hemos heredado, de cuidar los procedimientos aunque ahora tenemos equipos mucho más modernos” afirma María Elena Lugo Zermeño quien se encarga de la administración de Nicos desde que su esposo, Raymundo Vázquez, lo abrió en 1957.

“No podemos olvidar nuestros principios, hay que poner los pies en la tierra”, añade,  recordando que en las últimas seis décadas no fueron los premios, sino las quejas, las críticas y las crisis, las que hicieron florecer a este negocio familiar.

“Los malos ratos son lo que nos ha hecho levantarnos y llegar a este momento” secunda Gerardo Vázquez Lugo, hijo de María Elena y Raymundo y heredero de los valores y la hospitalidad de su familia. “Vale la pena pero hay que trabajarle, hay que pararnos en medio kilo de tortillas y luego bajarnos”, continúa, “con una tenacidad a punto de terquedad”.

Para los organizadores de esta premiación la de María Elena y Gerardo es una historia ejemplar en la que se combinan sabores y un nutrido trabajo de investigación, clases de cocina y conferencias. En palabras de William Drew, el editor general de los Latin America’s 50 Best Restaurants, esta familia se ha encargado desde distintos frentes de “la preservación, el desarrollo y el reconocimiento de la gastronomía mexicana”.

Más allá de la parte romántica, explica Gerardo, en Nicos hay una vocación por traer a la mesa los sabores de casa, por respetar la temporalidad de los productos, por difundir el trabajo local —un esfuerzo palpable los mismo en sus tortillas que en la presencia de etiquetas mexicanas en su carta de vinos— y  por respaldar el trabajo de las generaciones que hoy se forman en su cocina.

“Ser cocinero es un oficio”, concluye Vázquez Lugo, “hay que pisarle”.