El cierre de restaurantes y la obligación de quedarnos en casa cambió nuestros comportamientos. Entre ellos, nuestra forma de comprar y consumir. El campo llegó a nuestras mesas, los restaurantes nos acercaron a sus proveedores y la conversación sobre convertirnos en consumidores conscientes cobró un sentido de urgencia y de comunidad.
Ahora sabemos la importancia de apoyar a pequeños productores locales, dar preferencia a productos que tienen trazabilidad y valorar el campo mexicano. Hemos fortalecido nuestro sentido de comunidad. Una nueva filosofía que comparten cocineros, productores e intermediarios.
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“La tierra nos paró, la naturaleza nos puso freno de mano. Esta crisis nos mostró que podemos vivir con menos, con lo que tenemos cerca.” Benito Molina, chef del restaurante Manzanilla, en Ensenada, Baja California.
“Si la gente se involucrara en descubrir los recursos alimenticios de su región, los revaloraría y, sobre todo, los aprovecharía. Recordemos que las costumbres de alimentación de la gente son un reflejo de qué tanto conocen su entorno”. Daniel Bojórquez, biólogo y etnobotánico.
“Ahora lo sabemos. El campo es el camino, hay que regresar a él.” Amado Ramírez, ingeniero agrónomo.
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“No sé en qué momento se perdió el rumbo, no sé porque tenemos esta idea en la cabeza de que entre más lejos, mejor. Hay que volver a los mercados, al productor y recolector”. Francisco Ruano, chef del restaurante Alcalde, en Guadalajara.
“Volver a la ‘normalidad’ yo no quisiera, porque la normalidad en mi país nunca ha sido justa. Yo quisiera buscar una nueva cotidianidad por medio de cambios, y los cambios se hacen a través de interiorizar los problemas o las crisis.” Isaac “redMan” Padilla, restaurador de la hospitalidad con palReal, De la O y Caligari, en Guadalajara.
